Lost&Found. Oh Dios mío.

Lost&Found :: Estación de Francia :: 12ª edición
(17 de marzo del 2013)

Collares, bigotes, tacitas, cortes de pelo, zapatos, bolsos de la abuela, discos, cámaras analógicas, objetos reutilizados, pendientes hechos con cápsulas Nespresso, hipsters (muchos), un sillón de mimbre, sandalias, revistas, gafas, carteles de 1, 2 y 3 euros y Dios sabe lo que me habré dejado. Pero sobretodo, sobretodo, sobretodo, el Lost&found es ropa, muchísima ropa. Montones de ropa. La estación de Francia invadida por toneladas de camisetas, faldas, pantalones largos, cortos, cortados y tuneados, sombreros, camisas de flores, a rallas, lisas, vestidos, camisones, blusas, pañuelos, zapatos más y menos gastados, botas camperas, un vestido de novia que se quedó sin estrenar, cinturones, tirantes, tops y hasta aquí llegó mi cerebro, porque os aseguro que aquello es la dominación más grande jamás contada. Primero le temes, luego le adoras. Se trata de coger impulso y contar el suelto que llevas, porque seguro, segurísimo, que te largas con algo. En mi caso, una mesita blanca y una lámpara azul. Ríete tú de la isla de Lost, porque aquí sí que no te encuentra ni tu madre. El Lost&Found es poderoso. El Lost&Found es irremediable.